Acuicultura de España prepara la publicación de su primera Memoria de Sostenibilidad. Para entender la evolución de la acuicultura española hasta este momento, contamos con el testimonio en primera persona de un experto en el sector. Así, cedemos la palabra a Javier Remiro, coordinador del área de Pesca y Acuicultura Sostenibles en Fundación Biodiversidad.
Acuicultura de España: historia reciente y evolución del sector
A pesar de una infancia y juventud frente al mar, las cosas de la vida me trajeron a Madrid. Corría el año 2005 y el sector acuícola español estaba en plena ebullición. La dorada y la lubina, especies enseña del cultivo de peces, se encontraban inmersas en una compleja crisis. Una crisis motivada por el exceso de demanda y la bajada de los precios en los mercados. Esta situación lastraba la competitividad de las empresas españolas frente a las de otros países de nuestro entorno con menores costes de producción. La situación del cultivo de mejillón tampoco atravesaba su mejor momento, con una producción en mínimos por los frecuentes episodios de mareas rojas en las rías gallegas. El cultivo de trucha también llevaba unos años perdiendo fuelle, tras alcanzar su máximo histórico en el año 2001.
Tras la tempestad, la acuicultura avanza
En 2006 y 2007 se aprobarían las primeras normas UNE de calidad de producción la trucha y de producción ecológica (UNE173001 y UNE173002 respectivamente). También se elaboró el Plan Estratégico de la Acuicultura Marina por parte de la Fundación CETMAR y la planificación espacial se empezaba a considerar una prioridad para el futuro desarrollo del sector de piscicultura marina. En el año 2007 quedaba inscrita en el registro de la Unión Europea la denominación de origen protegida Mejillón de Galicia. Todo un hito para el sector alimentario español, que traía nuevas oportunidades para el sector mejillonero y la conocida como acuicultura social.
También se profundizó en estos años en el acercamiento a las organizaciones ambientales. Principalmente de la mano de la Unión Internacional para la Naturaleza, que había fundado en Málaga en el año 2000 su centro de cooperación para el Mediterráneo. Se reforzó la cooperación de nuestro país en este ámbito, en el seno de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO), a través de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo y su Comité de Acuicultura.
Nuestra acuicultura era observada con interés y con admiración por algunos de los países de nuestro entorno. Especialmente en el Mediterráneo, veían una apuesta decidida en la administración española por el impulso de la I+D+i. Una apuesta a través de la financiación de los Planes Nacionales de Cultivos Marinos, de JACUMAR y de la existencia de una herramienta para conectar a la comunidad científica, las ONG, el sector productor y la sociedad: el Observatorio Español de Acuicultura. Además, veían un convencimiento en la necesidad de trabajar en el impulso sectorial desde la sostenibilidad. ¿Cómo? Reforzando las fortalezas de la acuicultura española y la diversidad de sistemas productivos y especies con las que contábamos.
Acuicultura y Sostenibilidad, una contribución necesaria.
Haciendo memoria: la sostenibilidad
En esa primera década del 2000, la palabra sostenibilidad empezaba a sonar con fuerza hasta llegar a la total impermeabilización del término en nuestros días. Desde que la doctora Brunthland incluyera el término “desarrollo sostenible” en el informe de la ONU “Nuestro futuro común” de 1987, todos hemos interiorizado su importancia. La importancia de pensar en las futuras generaciones a la hora de construir nuestro presente y, sobre todo, nuestro futuro. Indispensable si queremos que ellas puedan disfrutar de la calidad de vida que hemos alcanzado en algunas partes del mundo.
Todos los informes de los organismos internacionales apuntan a la necesidad de que la acuicultura contribuya de manera importante a mejorar esta calidad de vida. También en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas. A través principalmente de la lucha contra el hambre (ODS2: Hambre 0), pero también incidiendo en muchos otros objetivos que tienen que ver con la salud y el bienestar (ODS3), el trabajo decente y el crecimiento económico (ODS8), la acción por el clima (ADS13) o la vida Submarina (ODS14).
Hoy es habitual hablar de empresas sostenibles, consumo sostenible, turismo sostenible, movilidad sostenibles y hasta finanzas sostenibles. La acuicultura española ha sustentado su crecimiento y sostenibilidad en los aspectos sociales, económicos y muy especialmente ambientales. Esto es, apoyándose en el conocimiento científico para la mejora de los sistemas productivos y la incorporación de nuevas especies a la producción comercial. También cuidando de la calidad de las aguas, marinas y continentales en la que se desarrollan los cultivos y construyendo un robusto tejido asociativo, que ofrece garantías y seguridad a los trabajadores y las empresas del sector.
El impulso hacia la sostenibilidad de la acuicultura española
La administración ha apoyado e impulsado esta apuesta por la sostenibilidad facilitando el encuentro e intercambio de experiencias entre expertos de distintos ámbitos y países en el marco de la colaboración con la Unión Internacional para la Naturaleza (UICN). Los encuentros que se mantuvieron a partir de 2005, gracias a esta colaboración, permitieron la definición de principios, criterios y propuestas en materia de sostenibilidad acuícola, que quedaron recogidas en las “Guías para el desarrollo sostenible de la acuicultura mediterránea”. Los debates y discusiones se centraron principalmente en las “Interacciones entre la acuicultura y el medioambiente” (2007), “La importancia de la selección y gestión de emplazamientos para la acuicultura” (2009) y las “Prácticas responsables y estándares de certificación” (2010).
Estos trabajos, tuvieron continuidad en el año 2010 con el proyecto Mediterrane-On, financiado por la Fundación Biodiversidad, del hoy Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y coordinado por el Observatorio Español de Acuicultura, la UICN y APROMAR, con el objetivo de consolidar el grupo de expertos mediterráneos y profundizar en la definición de “Indicadores de sostenibilidad en el ámbito de la acuicultura mediterránea”. El proyecto se desarrolló durante tres años y permitió alcanzar un consenso en la definición de 21 indicadores de sostenibilidad para su aplicación a la acuicultura mediterránea y una segunda batería de “Indicadores de sostenibilidad para viveros flotantes en el mediterráneo”.
Nacimiento de la primera Memoria de Sostenibilidad de Acuicultura de España
Hoy todos estamos, más o menos, familiarizados con términos como indicadores clave o KPI. Sin embargo, en aquellos años la discusión partía de un enfoque más conceptual o teórico. Esto es, estableciendo un principio del que dependía un criterio y, en un tercer nivel, un indicador que permitía entender y aplicar el criterio. Siguiendo esta metodología, los indicadores se definieron para facilitar su aplicación en los tres ámbitos de la sostenibilidad: medioambiente, economía y sociedad. También a 3 niveles o escalas: empresa, administración y organismos internacionales. Fueron aplicados en una segunda fase a la acuicultura española, recogiéndose los resultados en el primer informe de “Valoración de sostenibilidad de la acuicultura en España”. Este primer informe daría lugar a la “Estrategia para el desarrollo sostenible de la acuicultura española”.
Durante estos últimos 20 años, muchas personas han puesto su conocimiento, tiempo y experiencia para hacer avanzar a la acuicultura española garantizando su sostenibilidad. Centros tecnológicos y de investigación, universidades, organizaciones ambientales y sectoriales, empresas y emprendedores, administraciones. Estoy seguro de que han guiado la visión de APROMAR al poner en marcha la primera Memoria de Sostenibilidad de Acuicultura de España.
Es importante que esta memoria de sostenibilidad que pronto verá la luz, tenga continuidad en el tiempo. Importante que permita, en base a la experiencia, el conocimiento científico y la participación, la mejora continua de los índices seleccionados. Constituyéndose así como la mejor herramienta para facilitar la monitorización y el seguimiento del compromiso del sector con la sostenibilidad. Al tiempo que permita su acercamiento a la sociedad, en un ejercicio de transparencia y confianza.
Adelante.