El poder del consumidor de productos de acuicultura

«Comer de una forma más sana, sostenible y asequible con el propósito de ayudar a reducir la huella medioambiental de los sistemas alimentarios». Esto es algo tan sencillo y complicado a la vez, que es uno de los objetivos que se ha planteado la Comisión Europea en su estrategia ‘De la Granja a la Mesa’, una de las iniciativas clave en el marco del Pacto Verde Europeo.

El sistema alimentario comunitario intenta garantizar que todos los ciudadanos europeos puedan tener acceso a alimentos de la mejor calidad. ¿Cómo? A través de un modelo de producción de crecimiento a nivel económico. No obstante, los alimentos europeos se exportan a todo el mundo. Bien es cierto que, la producción de estos tiene puede tener un impacto negativo en el medio ambiente. Según un informe desarrollado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC), cerca de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero vienen propiciadas por los diferentes modelos de producción alimentaria.

Por lo que, la aclamada y necesaria estrategia presentada en el mes de mayo de 2020 pretende promover la evolución del actual sistema alimentario europeo.  Esto gira en torno a un modelo sostenible a corto, medio y largo plazo. O lo que es lo mismo, garantizar la supervivencia colectiva en nuestro planeta a través de la ingesta de alimentos saludables, asequibles y respetuosos con el medio ambiente.

Tenemos un plan, ¿en qué consiste?

Uno de los objetivos principales marcados en el plan europeo ‘De la Granja a la Mesa’ es contribuir al logro de neutralidad climática de aquí a 2050. Teniendo en mente la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, hablemos de apuestas claras y concisas:

  • Apuesta por el consumo responsable, teniendo muy presente la capacidad y los límites del planeta. No compres por comprar, no tires por tirar.
  • Apuesta por una producción alimentaria sostenible, asequible y nutritiva. Estos son los mandamientos de una agricultura ecológica, de una agricultura del futuro.
  • Apuesta por ser inflexible ante el fraude en la cadena de suministro.
  • Refuerza el ímpetu por el buen trato y el respeto hacia los animales.

Un plan claro y sin fisuras. Una estrategia que nos ayudará a proteger nuestra supervivencia y la biodiversidad del planeta. Y es que la iniciativa ‘De la Granja a la Mesa’ está fuertemente arraigada a la estrategia europea sobre Biodiversidad para 2030, ya que ambas se presentan como iniciativas complementarias.

El primer paso lo debemos dar nosotros; con la ayuda de nuestra ética y de la báscula

Aunque como hemos visto, la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ contiene un plan claro, medido y estructurado, es necesario que el primer paso lo demos cada uno de nosotros como ciudadanos responsables. Como decisores conscientes de los actos del día a día que nos ayudan ser mejores personas.

En esta primera instancia se abre un debate necesario: El precio justo que debemos pagar si queremos apostar decididamente por una sociedad avanzada sustentada en una alimentación beneficiosa para nuestra salud y el medio ambiente. El primer gran reto es saber discernir entre lo barato y lo caro. Entre lo racional y lo emocional, para intentar ir más allá y pagar más dentro de tus posibilidades para comer mejor y de una forma más respetuosa.  Así, a la hora de adquirir y consumir alimentos, siempre se debe de partir de la ética personal.

Ateniéndonos al estudio anteriormente citado realizado por el GIECC, obligatoriamente nos deberemos de apoyar en nuestra báscula de confianza. El modelo alimentario actual tiene un efecto negativo claro en nuestra salud, cifrando en un 50% la tasa de sobrepeso en la ciudadanía europea.

Acuicultura, sinónimo de desarrollo sostenible

Como ya hemos mencionado en artículo anteriores, la acuicultura sigue siendo una actividad ‘desconocida’ para el gran público. Sin embargo, en ella encontramos una alternativa sostenible y de futuro enfocada en el consumo de pescado fresco, sabroso y de calidad. Una alternativa sostenible de cultivo de pescados y de algas que a su vez ayuda a proteger mares, ríos y océanos.

Y es que la acuicultura española se erige como un modelo sostenible, rentable y de futuro. ¡Da trabajo de forma directa o indirecta a más de 40.000 empleados! Como consumidor consciente, además del bolsillo y de la báscula, no debes olvidar que apostar por modelos sostenibles, como la acuicultura nacional, es apostar por seguridad, frescura y sabor. Y si de paso generamos empleo y riqueza en nuestro entorno, ¿qué puede salir mal?

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