La alimentación de los peces de acuicultura

A lo largo de la historia el ser humano ha adquirido un profundo conocimiento de la estrecha relación existente entre una buena alimentación y su propio bienestar.  Durante el último siglo, el exponencial crecimiento de la población y la insaciable avidez humana por los limitados recursos naturales ha hecho que, al hablar de alimentación, sea inevitable unir el término sostenibilidad a los de salud y bienestar.  

Ya en nuestros días, la pandemia COVID-19 nos da severas lecciones a aprender para reforzar que la salud y la sostenibilidad deben permanecer como centro de todo lo que hacemos. ¿Y por qué iba a ser diferente respecto a la alimentación de los peces de acuicultura que nos comemos? 

Son bien reconocidos y probados los importantes beneficios nutricionales del pescado en la salud humana. Por tanto, siguiendo la cita referenciada por Feuerbach “si comemos pescado saludable, permanecemos sanos”.  

¿ QUÉ COME EL PESCADO DE GRANJA?

Hasta aquí todo evidente y globalmente aceptado. Pero, la gran pregunta que el consumidor actual se hace es: ¿es saludable (y seguro) el pescado de acuicultura? La realidad nos indica que aún existen muchos falsos mitos y creencias erróneas al respecto en la sociedad. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta es muy sencilla; se trata nuevamente de aplicar la cita de Feuerbach: “los peces son lo que comen”, todo depende de la alimentación de los peces. 

Los congéneres salvajes de los pescados que se crían (doradas, truchas, lubinas, rodaballos, etc.) en nuestras aguas tienen como alimento fundamental otros animales (peces y crustáceos). Es decir, fundamentalmente proteína y niveles moderados de grasas, con alto contenido mineral y vitamínico. Por tanto, los piensos para la alimentación de los peces de acuicultura deben mimetizarse al alimento salvaje e incorporar igualmente altos niveles (35-50%) de proteína muy digestible y elevada energía a través de grasas de alta calidad, para mantener su actividad y crecimiento. Las materias primas disponibles para la fabricación de piensos de acuicultura de estas características provienen de tres orígenes principales:   

1. Subproductos vegetales del trigo, la soja y el maíz. Poseen una aporte proteico y funcional importante. Así mismo los aceites vegetales (no se usa palma en ningún caso) aportan un importante equilibrio de ácidos grasos fundamentales. 
2. Harinas y aceites de pescados y crustáceos marinos, imprescindibles en la dieta de los pescados de cultivo españoles, aunque cada vez su participación en los piensos es menor. Las harinas y aceites aportan nutrientes muy digestibles y ricos, con un nivel elevado de los apreciados ácidos grasos poliinsaturados. 
3. En algunos casos también subproductos procedentes de la industria cárnica (pollo, pavo o porcino), muy nutritivos y que son aprovechados como un ejemplo de economía circular y aprovechamiento de los recursos. 

EL ORIGEN DE LOS ALIMENTOS DE LOS PECES DE ACUICULTURA 

El origen de las materias primas que sirven como alimento de los peces es, como ellas mismas, diverso. Los productos vegetales son productos de cercanía, nacionales o en todo caso europeo salvo la soja, de origen sudamericano.  Respecto a ésta oleaginosa, su origen debe garantizar que se obtiene de forma certificada y sostenible, salvaguardando su cultivo en origen el riesgo de deforestación.  

La gran mayoría de la soja que se utiliza para la acuicultura de España está certificada al respecto por organismos internacionales como ProTerra y RTRS. Algunos fabricantes de pienso participamos además activamente en varios programas internacionales para la mejora de su producción sostenible junto con autoridades y agricultores locales.   

Algunas personas aún mantienen la falsa creencia que la acuicultura utiliza muchos pescados salvajes para la alimentación de los peces que podrían usarse para la alimentación humana directamente. Hace décadas, las harinas y aceites de pescado eran los ingredientes más voluminosos (>50%) en la composición de los piensos de acuicultura para nuestros peces. Sin embargo, según los conocimientos en nutrición han ido avanzando, se ha conseguido reducir su uso de forma drástica (< 20% de media), incluso hoy en día existen piensos comerciales para peces que no utilizan estos caros y valiosos ingredientes.  

Igualmente ocurre con su origen y procedencia. De su origen en la pesca extractiva (100% en los años 90) se ha pasado, como en el caso de los subproductos cárnicos, a utilizar subproductos de la industria conservera, de transformación y de descartes pesqueros, que suponen ya un 50% del total aproximadamente. Entre ambos hitos se ha conseguido acabar completamente con aquella falsa y caduca creencia. Casi todas nuestras especies de cultivo son productoras netas de proteína de pescado, es decir, producen más cantidad que pescado extractivo consumen en su crianza. Es otro buen ejemplo de economía circular y sostenible de nuestro sector.  

Por si fuera poco, las decrecientes cantidades de harina y aceite de pescado de origen extractivo que aún utiliza nuestra acuicultura cumplen mayoritariamente criterios y requisitos internacionales sobre pesca sostenible como son las certificaciones ASC y MarineTrust. Igualmente al caso de la soja, algunos fabricantes de piensos vamos mas allá aún y participamos en instituciones internacionales, como SeaBOS, que luchan contra la pesca ilegal, la pesca de especies prohibidas o en peligro, y contra la mano de obra clandestina en esa industria. 

ALIMENTOS FUNCIONALES PARA PREVENIR ENFERMEDADES 

Otro viejo mito que desterrar: la alimentación de los peces tiene una gran cantidad de antibióticos en su crianza. Como veterinario con más de 30 años de experiencia en el sector, conozco bien la normativa europea sobre salud animal y los requisitos para el uso de antibióticos en producción animal. El uso de estos está muy limitado en acuicultura y restringido estrictamente al diagnóstico y prescripción veterinarios, siempre en caso de un brote de enfermedad y como salvaguarda del bienestar animal.  

Además, el uso de antibióticos terapéuticos en la acuicultura tiende a disminuir considerablemente según la ciencia avanza. Los fabricantes de piensos mediante el uso de aditivos alimentarios (probióticos, prebióticos y ácidos orgánicos) que promueven la salud intestinal (los peces poseen una fuerte inmunidad natural), así como a través de la optimización de la nutrición contribuimos activamente a ese fin. 

En los últimos 20 años, la trazabilidad y transparencia de los sistemas alimentarios se ha incrementado considerablemente. Como cualquier otro fabricante de alimentos, humanos o animales, los fabricantes de piensos para peces en la UE debemos cumplir y aplicar unas estrictas normativas legales de seguridad alimentaria que protejan finalmente al consumidor.  

Las autoridades sanitarias correspondientes y nuestros sistemas propios de autocontrol vigilan y garantizan que el pienso no sea portador de ningún riesgo potencial, ni para el animal ni para el que lo consuma. Numerosas certificaciones propias y ajenas dan fe al respecto. 

Los fabricantes de piensos para peces reconocemos y aceptamos nuestra responsabilidad de impulsar la sostenibilidad, trabajando no solo para reducir nuestra huella de producción directa, sino también comprometiéndonos con nuestros socios y proveedores para disminuir el impacto ambiental y social en el resto de nuestra cadena de valor. Empoderamos a los acuicultores para que produzcan más con menos recursos y reduzcan sus impactos ambientales. 

Pero más allá de nuestro compromiso con la acuicultura y seguridad alimentaria y la sostenibilidad, los fabricantes de piensos para peces debemos garantizar que la calidad y balance de estas materias primas aporten salud y vitalidad al pescado de cultivo para que conlleven los valiosos nutrientes que se transmiten al ser humano a través de su consumo. Sabiendo lo que comen podemos garantizar que los pescados de acuicultura de España cumplen la regla de las 5 “eses”:  seguro, sano, sabroso, saludable y sostenible.