Un mundo sin acuicultura sería un mundo peor

Una de las consecuencias de un mundo sin acuicultura sería la escasez de pescados y otros productos acuáticos, dificultando el acceso de la población a alimentos de gran valor nutricional. Como dato fundamental, hay que tener en cuenta que la acuicultura es el sector alimentario que más crece y complementa a la pesca extractiva, representando más del 50% del pescado que hoy en día nos encontramos en las pescaderías a nivel mundial. Además, su producción es superior a la de la ganadería de vacuno. ¿Cómo no, si la superficie acuática supone dos tercios del planeta Tierra?

Investigación en la acuicultura

Opiniones de expertos

La doctora en biología Dolors Furones es experta en microbiología y licenciada en Ciencias Biológicas. También es directora del centro IRTA (Instituto de Búsqueda y Tecnología Agroalimentarias de San Carles de la Ràpita), además de una firme defensora de la acuicultura. “Obviamente, para que sea un sector sostenible y exitoso, la acuicultura debe establecer procesos que se basen en ciclos cerrados de producción, con recursos de origen oceánicos, sin depender de los terrestres y minimizando los impactos ambientales”, sostiene. La acuicultura española está en esa senda y, según afirma la doctora Furones, es un sector clave para alimentar a la población mundial. “En un contexto de cambio climático que comporta desajustes en el agua dulce disponible, la acuicultura es el subsector productor de alimentos menos dependiente de la disponibilidad de agua dulce, además de tener una demanda de suelo muy baja”, asevera.

Acuicultor

Diego Pérez es un empresario pescadero en Madrid con casi un centenar de empleados y con una empresa distribuidora (cliente final y HORECA) con 65 años de recorrido. “Mis hermanos y yo heredamos pescaderías El Maragato de nuestros padres, y hemos conseguido posicionarnos en el mercado madrileño con un crecimiento sostenido”, declara. En su empresa, en torno al 40% del pescado vendido procede de la acuicultura, un sector necesario tanto para cuidar de los mares y ríos como para asegurar un control sobre los alimentos que consumimos. La salud animal es una prioridad, el pescado de acuicultura de España sigue unos rigurosos controles de calidad que aseguran que están libres de enfermedades y que aportan un alto valor nutricional. “Hay una fuerte preocupación en torno al anisakis, y con el pescado de acuicultura se tiene una garantía de que el pescado no contiene el parásito”.

Para Pérez, la acuicultura es un sector de largo recorrido. “Además de tener unos precios estables y contenidos, son pescados de mucha calidad, a los que pueden acceder personas de distintos perfiles económicos. Estoy seguro de que en diez años en todos los hogares se consumirán productos procedentes de este sector”, vaticina.

Sin duda, estos pescados suponen una buena fuente de proteína animal para una población mundial en crecimiento. Sin la acuicultura sería imposible que se pudiera disponer de estos alimentos sin dañar el planeta.

Pérez insiste en su calidad: “Para poder distinguirlos en el paladar se ha de haber comido mucho pescado, ¡muchísimo! Y son muy pocas las personas capaces de distinguirlo. En el 50% de los casos (diría más, pero por ahora, hay varias especies que aún no se ha logrado cultivar), yo no pagaría la diferencia de precio que supone comprar un pescado procedente de la pesca tradicional, que es sensiblemente más caro”.

Tanto Furones como Pérez destacan la disponibilidad de producto fresco durante todo el año, también la proximidad y la seguridad alimentaria que antes mencionaba el pescadero madrileño.

Se prevé que para 2050 la población mundial de seres humanos superará los 9000 millones, y sin acuicultura no habría suficiente proteína de calidad para alimentarnos a todos. Por tanto, un mundo sin acuicultura sería un mundo peor en tanto que contribuiría a la escasez de alimentos.

Acuicultura

¿Te imaginas un mundo sin acuicultura?

¿Sabías que este sector es milenario en China? Y ya los romanos la practicaban, aunque de forma mucho más precaria que en la actualidad. La complejidad de muchos ciclos biológicos de organismos acuáticos no permitía entonces grandes avances, que sí se han ido alcanzando en los últimos cien años en distintos países del mundo. Aunque cabe señalar que la acuicultura española es pionera en términos de innovación y calidad. Los avances no se quedan ahí: el sector se encuentra en constante evolución con el fin de cultivar nuevas especies que supongan un salto adelante en la alimentación mundial.

Instalación de acuicultura

En palabras de Furones, “los recursos de los mares y de nuestras costas no pueden satisfacer las necesidades de toda la población. Si no tuviésemos acuicultura, el acceso a los productos acuícolas estaría todavía más limitado a partes importantes de la humanidad, que tendrían dificultades o imposibilidad de consumir productos acuáticos, conllevando a la carencia de elementos nutricionales esenciales (Omega 3) para el correcto desarrollo nervioso, visual, cardiaco… Además, la acuicultura española es un motor económico en zonas rurales en las que genera empleo para hombres y mujeres”. Y concluye: “Si no tuviéramos acuicultura, la tendríamos que inventar”.

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