Retos acuicultura: variedad, bienestar animal y sostenibilidad

Retos acuicultura: variedad, bienestar animal y sostenibilidad

Aurelio Ortega García

Retos de la acuicultura: variedad, bienestar animal y sostenibilidad

No es ninguna novedad que la FAO, la organización de la ONU para la agricultura y la alimentación, apoya una actividad milenaria como la acuicultura que, gracias a los avances científicos alcanzados en los siglos XX y XXI, ha permitido llegar a producir más de la mitad del pescado consumido en el mundo entero. Estos avances han facilitado que, día a día, la acuicultura incorpore mejoras tanto en la calidad de los productos como en la de sus instalaciones, cada vez más respetuosas con el entorno.

Ahora bien, no son pocos los retos a los que el sector se enfrenta en los próximos años. Para acometerlos de la mejor forma, se destinan recursos públicos y privados. Por ejemplo, en el sector público encontramos el Área de Acuicultura del Instituto Español de Oceanografía (en adelante, IEO), un organismo dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En esta área organizan y coordinan el funcionamiento de cinco plantas de cultivos marinos que tiene el IEO. Esas plantas sirven, fundamentalmente, para investigar tres grandes pilares de la acuicultura: el aumento de la sostenibilidad, el bienestar animal y la cría de nuevas especies que hasta la fecha no han sido cultivadas.

Peces de acuicultura nadando bajo el mar

Aurelio Ortega es jefe del Área de Acuicultura del Instituto Español de Oceanografía, por tanto, el máximo responsable de la organización y coordinación de las cinco plantas de cultivos marinos del IEO. En el Área de Acuicultura realizan investigaciones relacionadas con la sustitución de harinas y aceites de pescado por otras fuentes de alimentación más sostenibles, también con la salud de los animales y su bienestar, así como el estudio de nuevas especies susceptibles de cultivo con nuevas tecnologías que se están desarrollando.

“Una de las líneas de investigación está relacionada con la sustitución de harinas y aceites de pescado por otras fuentes de alimentación alternativas y sostenibles, como las microalgas. También la búsqueda de otros sistemas de cultivo respetuosos con el entorno, por ejemplo, los cultivos multitróficos integrados. Estos cultivos aprovechan el agua que sale de las granjas de acuicultura, que es muy rica en materia orgánica, y con ella se puede alimentar a otros animales”, afirma Ortega. Con este tipo de investigación se matan tres pájaros de un tiro: mayor sostenibilidad, mejor alimentación (por tanto, bienestar animal) y productos de mayor calidad.

Microalgas vistas desde microscopio

El conocido nutricionista Juan Revenga apunta a que uno de los retos de la acuicultura es el de procurar que los animales tengan una vida lo más parecida a su estado salvaje. Los cultivos multitróficos integrados contribuyen a ello. “Somos los que comemos”, afirma con razón el nutricionista. Por tanto, si los pescados y los mariscos están alimentados con nutrientes propios de un entorno natural, el producto que nos llega a la mesa es un alimento con valores nutricionales excepcionales.

El bienestar animal, factor clave para una buena acuicultura

Para que los animales disfruten de bienestar durante su ciclo vital, es fundamental que gocen de buena salud. “Realizamos investigaciones para conocer la respuesta inmune de los peces; también para recabar un mayor conocimiento de los patógenos y así poder desarrollar vacunas contra otras enfermedades. Además, también investigamos sobre probióticos y prebióticos que puedan mejorar su inmunidad. Por otro lado, desarrollamos otra línea de trabajo para medir el estrés y el bienestar para conocer el estado fisiológico de peces y cefalópodos de cultivo”, asevera Ortega.

Nuevas especies y mejora genética de las ya cultivadas

En el Área de Acuicultura del IEO están experimentado con especies como el pez limón (seriola), el mújol, el pulpo, la sepia, la cherna y el atún rojo, gracias a tecnologías que están empezando a desarrollarse.

El cultivo que se realiza actualmente con el atún rojo se basa en engordar peces salvajes capturados del medio, aunque se está investigando para que en el futuro se produzcan los juveniles en cautividad, como sucede con las otras especies.  Y también se investiga en el cultivo de algas e invertebrados.

“Cabe reseñar —sostiene el jefe del Área— que sobre todas estas especies estamos realizando experimentos para lograr su reproducción en cautividad, estableciendo las bases para el cultivo de larvas. Y en los casos de otras especies ya cultivadas hoy, buscamos más conocimientos sobre su biología o fisiología para poder mejorar su cultivo”.

Colección de microalgas

Además de lo anteriormente citado, Ortega cree que en los próximos años veremos nuevos métodos de acuicultura que disminuyan aún más el impacto medioambiental, con mejoras en los sistemas de recirculación del agua o una mayor implantación de la acuicultura offshore, esto es, las granjas situadas en zonas con mayor profundidad del agua y más alejadas de la costa.

“Y, por supuesto, se continuará investigando sobre nuevas terapias para la lucha contra enfermedades emergentes de las especies”, asegura el jefe del Área de Acuicultura del IEO.

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