Los productos del mar y los ríos: Salud y sostenibilidad

Rosaura Leis

En la actualidad, las principales causas de morbilidad y de mortalidad se asocian a estilos de vida no saludables, dieta y actividad física. Hemos asistido en los últimos años a importantes cambios en los patrones alimentarios, con un aumento del aporte de energía procedente de las grasas, fundamentalmente saturadas y trans, un aumento de la ingesta proteica, especialmente de origen animal, y una disminución de la ingesta de hidratos de carbono complejos y de componentes funcionales. También, hemos disminuido la actividad física e incrementado la inactividad, el sedentarismo, ligado especialmente al ocio pasivo, al uso de pantallas (televisión, redes sociales, telefonía móvil, ordenadores…). Todo ello ha contribuido a la actual pandemia del sobrepeso y la obesidad y de sus comorbilidades, como hipercolesterolemia, hipertensión, resistencia a la insulina, cáncer, etc.

El sobrepeso y la obesidad es la gran pandemia mundial, afecta a todas las edades, a todos los países y a todos los grupos sociales. Es hoy el trastorno nutricional y metabólico más frecuente en la edad pediátrica. Los últimos datos evidencian que se inicia cada vez a edades más tempranas y que su prevalencia es mayor en los países del sur de Europa, lo que sin duda se relaciona con el abandono por parte de nuestros niños y adolescentes de los estilos de vida tradicionales.

Las especies acuáticas destacan en la alimentación saludable

Las especies acuáticas forman parte destacada de la alimentación saludable. Son fuente importante de ácidos grasos poliinsaturados, omega-3, pero son mucho más que eso, aportan energía, proteínas de alto valor biológico, vitaminas, como la D, y minerales como el selenio, el yodo y el magnesio. Estos nutrientes son fundamentales para el mantenimiento de las membranas celulares, del metabolismo, de la plasticidad y adaptabilidad cerebral y turnover sináptico, para el adecuado desarrollo cerebral y de la retina y para la prevención del riesgo cardiovascular. Los ácidos grasos del pescado juegan un papel clave en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.

Una adecuada ingesta de productos del mar y los ríos supone importantes beneficios para la salud. Durante el embarazo, su ingesta se asocia con menor riesgo de parto prematuro y con un mejor neurodesarrollo del niño. En los primeros 1000 días de vida y durante la infancia, en especial por el aporte de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, son fundamentales para el desarrollo cerebral y de la retina y para una programación metabólica de menor riesgo. La alimentación del niño va a condicionar de qué enferma, e incluso de qué muere cuando sea adulto. En edades medias, es de gran importancia para una buena salud cardiovascular, de tal forma que el consumo de éstos se recomienda en la prevención del re-infarto, parecen guardar relación con la disminución de biomarcadores inflamatorios, una menor prevalencia de patologías neurológicas como la depresión e, incluso, de algunos tipos de cáncer…. Y en los ancianos también se asocian a una mejor funcionalidad y condición física y, por tanto, a una mejor calidad de vida. En conclusión, los productos del mar son alimentos saludables a lo largo de todo el ciclo vital y deben ser recomendados en la elaboración de nuestro menú. La ingesta de 3 raciones de pescado a la semana es un buen objetivo nutricional. Para su consecución, el sector acuícola puede ser de gran ayuda, complementando la labor de la pesca extractiva, aportando algas, mariscos y pescados blancos y azules, de calidad y a precios asequibles.

 Investigaciones sobre las recomendaciones alimentarias

En nuestro país, investigaciones como el estudio ALSALMA en 2015 realizado en más de 1.500 niños de 6 a 36 meses ponen en evidencia que una parte importante de ellos no cumplen las recomendaciones alimentarias, destacando que más del 50% no consumen 2 raciones de pescado a la semana. El estudio EsNuPI en 2019, que evalúa la ingesta y el estado nutricional de 1.514 niños españoles entre 1 y 9 años, residentes en ciudades de más de 500.00 habitantes, refleja un consumo excesivo de grasa y grasa saturada, pero un consumo bajo de grasa poliinsaturada, procedente del pescado.

La Dieta Atlántica al igual que la Mediterránea son dietas saludables y sostenibles, ayudan a prevenir la enfermedad y también suponen una baja huella de carbono y huella hídrica. Son dietas de temporada, de productos frescos y de proximidad, en las que los productos del medio acuático ocupan un lugar principal. Estamos asistiendo a la pérdida de adherencia a las dietas tradicionales por parte de la población, en especial de los niños y adolescentes.

La importancia de la Educación nutricional

Es “el momento para la acción”, debemos mantener y transmitir nuestra tradición alimentaria y gastronómica desde los primeros años. La familia y la escuela, lugares donde se desarrolla el niño, deben educar en patrones de vida saludables. El comedor escolar debe ser un lugar de educación nutricional y de aprendizaje de sabores, alimentos y platos, y los productos del mar y los ríos, deben ser promovidos en sus menús. Además, los estilos de vida saludables deben formar parte del currículum escolar, constituyendo una materia en la que el niño y el adolescente no solo aprenda los macro y micronutrientes, sino también “sabores”, gastronomía y culinaria, interpretar un etiquetado, que le guíe en la elección de un menú saludable y la compra de alimentos.

Nuestro país es uno de los más longevos del mundo, en especial Galicia, y con alta calidad de vida. Sin duda, nuestra genética, pero también los estilos de vida atlántico y mediterráneo y el alto consumo de pescado juegan un importante papel. La familia, abuelos, padres y hermanos, compartiendo alrededor de la mesa son claves en la trasmisión de la dieta tradicional y de la forma de consumo. Si nuestros niños no mantienen la adherencia al patrón saludable muy probablemente van a vivir menos que sus padres y abuelos, y con peor calidad de vida.

Por otra parte, se ha demostrado que no sólo son dietas saludables para el individuo, sino también para el medio ambiente, presentando una baja huella de carbono e hídrica. Los productos del mar participan de manera significativa a esta última.

Por tanto, promocionemos nuestro estilo de vida atlántico y mediterráneo y a los productos del mar como parte fundamental de nuestra dieta desde el niño hasta el anciano, para mantener la salud y la sostenibilidad.

Rosaura Leis

Prof. Titular de Pediatría-USC

Coordinadora U. Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago

Líder del GI “Nutrición Pediátrica” del IDIS-ISCiii. CiberObn

Presidenta de la FEN

Vicepresidenta de la FESNAD

Presidenta de la SEINAP

Presidenta del Comité Científico de la Fundación Dieta Atlántica-USC

Presidenta del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP

Santiago de Compostela (España)

x
 
Apromar

LA REVOLUCIÓN AZUL HA LLEGADO

¿QUIERES DESCUBRIRLA?

Conoce los compromisos y retos que tiene la acuicultura española y forma parte de esta revolución 

Regístrate aquí