La desertificación es una de las consecuencias más visibles del cambio climático del planeta. Su avance crece y cada vez urge más la adopción de medidas para paliar sus efectos. En ese sentido, la acuicultura evita la desertificación y aporta su granito de arena para contrarrestar un problema global. Descubre en detalle la forma en que la acuicultura planta cara a este asunto.
¿Qué es desertificación?
Empecemos por el principio. La que probablemente sea la definición de desertificación más certera es la de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación: “La degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas”.
Ningún rincón del planeta, salvo la Antártida, está libre de su amenaza. Actualmente, las tierras secasocupan un 41% de la superficie total de la tierra. En ellas se calcula que vive aproximadamente un tercio de la población global, aproximadamente 2.000 millones de personas.
Se estima que entre el 10% y el 20% de las tierras secas están ya en estado degradado. Es un gran problema a nivel medioambiental y para la población más pobre de las zonas afectadas. La desertificación limitará los futuros progresos para nuestro bienestar y empeorará las condiciones de vida en las tierras secas.
No es un problema nuevo en nuestro país. En 1977 se celebró en Kenia la Conferencia de la ONU sobre Desertificación. En ella, España figuraba como el único país de Europa Occidental con grandes zonas en proceso grave de desertificación. Desde entonces numerosos programas e instituciones trabajan para evitar la desertificación.
Causas de la desertificación más relevantes
El desajuste a largo plazo entre la demanda humana de recursos naturales y lo que los ecosistemas pueden ofrecer es el principal aliado de la desertificación. Esta presión sumada a los factores climáticos como la sequía conforman el caldo de cultivo ideal para que surja el problema.
En resumen, estas son las grandes causas de la desertificación:
- La falta, escasez o irregularidad de precipitaciones, especialmente cuando estos factores se dan en periodos naturalmente húmedos.
- La creciente presión demográfica.
- Las variaciones globales del clima o ciclos climáticos y atmosféricos. Por ejemplo, la Oscilación del Atlántico Norte, provoca sequías en el noroeste de España.
- Diferentes actividades humanas como la deforestación, la sobreexplotación agrícola o incluso el riego excesivo fomentan la erosión y al almacenamiento de agua en la tierra.
- El cambio climático que viene fomentado por actividades como la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación atmosférica en general. Esto provoca efectos a nivel global, tanto sequías como inundaciones en diferentes zonas.
- Los productos tóxicos utilizados en agricultura son otra de las causas de la desertificación.
En el momento en que las tierras secas no logran recuperarse del desgaste de la acción humana y los efectos climáticos, la desertificación comienza a extender sus efectos: escasez de agua y deterioro de su calidad, una gran erosión, importantes cambios en la fauna y flora, cambios de clima…
¿Cómo la acuicultura evita la desertificación y qué aporta al medio ambiente?
Ha conseguido demostrarse que las zonas de tierras secas pueden anticiparse a la desertificación. Para ello, lo fundamental es que los gobiernos y la población adopten una cultura general de prevención. Este cambio de mentalidad tendría que verse reflejado en una serie de acciones concretas:
Una coordinación en la gestión de tierras y recursos hidráulicos para proteger el suelo de la erosión, salinización y otras causas de degradación.
- La protección de la cubierta vegetal de las zonas secas.
- Apostar por la convivencia del pastoreo y el cultivo, lo que permite un reciclado más eficaz de los nutrientes del sistema agrícola.
- Favorecer el uso de tecnología tradicional junto con tecnologías adaptadas de forma local de cara a la mejora de los ecosistemas.
- Fomentar medios de subsistencia alternativos tales como la acuicultura en zonas secas, la agricultura de invernadero o el turismo, como métodos de obtención de ingresos de mayor sostenibilidad económica con el entorno.
- Crear oportunidades de empleo en los cascos urbanos de las zonas secas, así como en lugares alejados de ellas para aliviar la presión de desertificación.
La acuicultura en España evita la desertificación, ya que es uno de los modos de vida alternativos que pueden aplicarse en las zonas afectadas por las tierras secas, paliando así sus efectos. Su producción incluye pescado, crustáceos y compuestos para la industria a base de microalgas. El sector acuícola apuesta por la sostenibilidad frenando la degradación de las tierras secas.
Gobiernos que ya apuestan por la acuicultura en zonas secas
La FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) ha estudiado el potencial de la Acuicultura en zonas afectadas severamente por la desertificación como en Sahel africano. Su conclusión es clara al respecto: “En África occidental la acuicultura integrada puede ayudar a producir más peces y al mismo tiempo, a utilizar el agua de forma más eficiente.” Para ello se proponen sistemas como llanuras inundables, sistemas de riego, lagos, humedales y otras masas de agua para Senegal, Malí y Níger.
México es otro de los países con riesgo de desertificación en los que el gobierno apuesta por la acuicultura en zonas áridas. El objetivo es la optimización del uso del agua para la producción de alimentos. Muchos productores tradicionalmente agrícolas se pasan a la acuicultura de especies como el bagre o la tilapia.
Como vemos, la acuicultura en territorios afectados por la desertificación es una apuesta de futuro. Su implementación es fundamental de cara a mejorar las condiciones sociales y ambientales de una manera sostenible.