Seguramente en alguna ocasión hayas escuchado que somos lo que comemos. Aunque es una frase que tiene más de dos siglos de historia, actualmente es tremendamente popular porque resume muy bien la importancia que tiene la cadena trófica y, por tanto, la selección de los alimentos para la vida de las personas y animales. De hecho, de esta reflexión surge también otro concepto muy relevante para el sector: el de la eficiencia alimentaria.
Definición de eficiencia alimentaria
Esta, también conocida como eficiencia alimenticia, analiza cómo se utiliza el alimento que se da a los animales para que estos se críen de forma óptima. Así, la eficiencia alimentaria es un concepto muy habitual en el sector ganadero por aplicarse a animales como vacas, cerdos o gallinas, y que también encontramos en la acuicultura.
Para calcularse, la eficiencia alimentaria utiliza la fórmula inversa de la tasa de conversión alimenticia (conocida como FCR por sus siglas en inglés). Esta última se calcula dividiendo la cantidad de alimento que consume el organismo por la cantidad de biomasa que se produce o que se gana en un período de tiempo determinado. De esta forma, cuanto más bajo sea el resultado obtenido, mejor: significará un crecimiento eficiente y un bajo desperdicio del propio alimento.
No en vano, la alimentación en la acuicultura es el principal coste para el sector, por lo que es fundamental conocer los aspectos que regulan el apetito, la ingesta y el gasto energético de las diferentes especies para optimizar la producción piscícola. Y, por extensión, para brindarnos ahora y en el futuro una fuente sostenible, saludable y accesible de alimentos que nos ayude a reducir la dependencia de los productos de origen terrestre.
Las claves de la eficiencia alimentaria del pescado
Si los comparamos con animales de la ganadería terrestre (como las gallinas, los cerdos o las ovejas), los pescados son las especies más eficientes para la producción alimentaria, ya que su tasa de conversión alimentaria es considerablemente más baja. Esto significa que los peces de acuicultura necesitan menos alimento para ganar una unidad de peso y, por tanto, para generar proteínas de alta calidad y minerales de gran importancia para la vida. La principal razón por la que la acuicultura tiene un factor de conversión (FCR) mucho más eficiente que la mayoría de las ganaderías terrestres es porque los peces son organismos muy eficientes en su metabolismo, y requieren mucha menos energía (y, por tanto, menos alimentación) que otros animales.
En primer lugar, ante la falta de gravedad del medio acuático, consumen mucha menos energía para moverse y sostenerse. Además, al ser ectotermos (de sangre fría), su temperatura corporal es similar a la del agua y se adapta a ella, por lo que no necesitan consumir energía a través del metabolismo para regular su temperatura.
Beneficios de la eficiencia alimentaria en la acuicultura
En cualquier caso, que los animales acuáticos resulten más productivos para la industria de la alimentación no significa que no haya que prestar atención a su eficiencia alimentaria, porque trabajar para optimizarla aporta varios beneficios:
- Fomenta una producción más sostenible, ya que se trabaja para reducir la cantidad de alimento que ingieren los peces y mariscos y, con ello, para minimizar el impacto medioambiental y el consumo de recursos naturales.
- Rentabiliza la actividad, porque al criarse de forma óptima, los peces de la acuicultura ofrecen más nutrientes con una ingesta ajustada de alimentos.
- Aporta mayor seguridad alimentaria, dado que el control de la alimentación en la acuicultura es imprescindible para el óptimo crecimiento de las especies y para reducir los riesgos asociados a factores ambientales adversos. Y es que, actualmente, la presencia de microplásticos y nanoplásticos en los mares y océanos ya es un problema para la cadena alimentaria.
FFDR en la acuicultura española
Ya conocemos la ventaja de producir pescado para obtener a cambio un ‘superalimento’. Pero, para hacerlo de forma óptima, el sector todavía tiene grandes retos por delante. Entre los más importantes, el de alimentar a las especies que son piscívoras, es decir, que se alimentan naturalmente de otras especies de pescado que son más pequeñas. Es lo que sucede en España, por ejemplo, con la dorada, la lubina o la trucha.
Normalmente, se busca elaborar un alimento que sea equilibrado y apropiado para estos peces mediante una cierta cantidad de harinas y aceites procedentes de otros pescados. De forma que el objetivo primordial es reducir precisamente la cantidad de estos animales que es necesaria para alimentar a los peces de cultivo. Y para lograrlo, se tiene en cuenta el indicador FFDR, el cual mide la cantidad de pescado de pesquería que es necesaria para generar un kilogramo de pescado de acuicultura.
La acuicultura española es una productora neta de pescado
Hoy en día, el alimento que ingieren los peces de la acuicultura española, incluidas las especies piscívoras, se compone en un 70 % de materias primas de origen vegetal o terrestre y únicamente en un 25 % de harinas o aceites de origen marino. Y de estos últimos piensos, el 35 % se obtiene sin recurrir a la pesca extractiva, ya que se aplica un principio de economía circular basado en el aprovechamiento de los recortes sobrantes de la industria transformadora de pescado (de conservas o fileteado) para su elaboración.
Así que ahora, tras años de investigación y desarrollo, el FFDR ponderado del conjunto de la acuicultura española es de 0,84. Es decir, por cada kilo de pescado de acuicultura que se produce, se requiere una media de 0,84 kg de pescado pelágico. ¡Por lo que nuestro sector puede presumir de ser un productor neto de pescado, ya que produce más pescado del que necesita extraer para su alimentación!
Estrategias para mejorar la eficiencia alimentaria
¿Y cómo optimizar los procesos relacionados con la alimentación en la acuicultura para que los animales acuáticos necesiten menos cantidad de comida a la vez que aportan más nutrientes a nuestros platos? En primer lugar, es importante tener en cuenta que la especie que se está criando, porque cada tipo de pescado o marisco tiene su propia tasa de eficiencia. Por lo que, en función de una y otra, obtendremos diferentes resultados. Más allá de esto, hay varios aspectos que condicionan la eficiencia de la alimentación en los peces de acuicultura:
- Calidad de los alimentos: es importante elegir alimentos apropiados para la especie y que estén correctamente balanceados, para que aporten a los animales los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse.
- Control de la cantidad de alimento: en la acuicultura española no se sobrealimenta a los peces y mariscos, por lo que hay que aportarles la cantidad justa de comida que necesitan según su tamaño, etapa de desarrollo y condiciones ambientales.
- Crear un entorno de cría óptimo: los animales deben crecer en una granja adecuada para ellos, en la que encuentren las condiciones óptimas para vivir y crecer. Lo que incluye también una vigilancia estricta de la calidad y temperatura del agua.
- Monitorización del consumo y bienestar: realizar un seguimiento continuado de las cantidades que ingieren, del momento en que lo hacen y de su bienestar aporta información muy valiosa para poder optimizar la eficiencia alimentaria.
- Fijar unos horarios y zonas concretas: a través de mediciones de la preferencia de los peces de acuicultura, se pueden determinar los lugares óptimos para llevar a cabo sus procesos de alimentación. Aspecto que, unido a la aplicación de unos horarios estables, contribuye también a mejorar la eficiencia alimentaria.
- Investigación y desarrollo: desarrollar nuevos alimentos y mecanismos para aprovecharlos también es vital para avanzar y obtener los mejores resultados en el sector.
- Uso de la tecnología para automatizar los procesos: aplicar nuevos avances tecnológicos en la acuicultura ayuda a rentabilizarla. Como ocurre, por ejemplo, con la automatización para monitorizar a las especies o alimentar las a horas concretas.
- Reciclaje de nutrientes: la creación de sistemas multitróficos permite que las diferentes especies de acuicultura puedan interactuar, de forma que los desechos que generan unas sean aprovechadas por otras como alimentos o fertilizantes.
- Utilización de nutrientes de origen sostenible: si se recurre a materias primas de origen sostenible para la creación de los alimentos, el impacto medioambiental de la actividad será menor y se fomentará la producción intensiva y eficiente de los peces de acuicultura.
Eficiencia alimentaria: un paso clave para una alimentación de calidad
Dada su importancia, los profesionales de las granjas no dejarán de trabajar para mejorar la alimentación de la acuicultura. A través de la investigación, la tecnología y el estudio de las especies, cada vez se lograrán alimentos de mayor calidad para que los peces crezcan con bienestar y de forma sostenible.
Algo de lo que nos beneficiaremos todos: por un lado, los consumidores, por poder disfrutar de este ‘superalimento’ preservando los recursos naturales; y, por el otro, el propio sector, por encontrar la fórmula para seguir ofreciendo pescado fresco, seguro, sabroso y de calidad para todos.