Margarita Salas y la bioquímica. Françoise Barré-Sinoussi y el descubrimiento del VIH. Gertrude Belle y el tratamiento y desarrollo de medicamentos. Anita Conti y la acuicultura. La aportación de mujeres a la ciencia ha sido y es tan abundante como invisible. En la acuicultura, el papel de la mujer científica fue clave en el pasado, lo es en el presente y lo será en el futuro.
Por eso hoy, 11 de febrero y Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia desde hace cinco años, queremos reconocer la labor de la mujer científica e investigadora. Marcada como el quinto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, la igualdad de género en la esfera científica todavía está muy lejos. En la acuicultura, sin embargo, las investigadoras y científicas aventajan a los hombres. Empecemos por el principio.
Anita Conti: científica pionera y referente en la acuicultura
Si nos remontamos a los inicios de la acuicultura ya topamos con la primera mujer científica. Ella, Anita Conti (Francia, 1899-1997), fue pionera en este método de cultivo. Es más: sin su aportación no conoceríamos la acuicultura como es concebida hoy en día.
Fuente de la imagen: Colección Laurent Girault-Conti.
Sus viajes, su entusiasmo y su pasión por el mar la llevaron a preocuparse por la sobreexplotación marina e investigar otros métodos. Recorrió un largo camino hasta llegar a una conclusión. ¿Por qué no criar peces para el consumo humano y, a su vez, repoblar el ecosistema marino que ya, en aquel entonces, estaba en peligro?
Lo llevó a cabo y no se quedó simplemente en la teoría. Conti lo llevó a la práctica y crio peces en viveros marinos tanto en la costa adriática como en el mar del Norte. Se convirtió así en la pionera del método de producción que hoy en día llamamos acuicultura.
Ellas: claves en la acuicultura
La estela de esta gran científica ha sido seguida por otras mujeres en la acuicultura. Son muchas las “Anita Conti” con nombre propio que hoy en día brillan en la investigación en el campo de la acuicultura. Mª Ángeles Esteban, Marisol Izquierdo o Alicia Estévez Toranzo son solo un ejemplo de ello. Las tres han publicado, si sumamos los que han publicado cada una, un total de 180 artículos científicos en 5 de las 10 mejores revistas a nivel mundial en el ámbito de la acuicultura durante los últimos años.
Mª Ángeles Esteban, Académica Numeraria de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia, atribuye este interés por la investigación acuícola a los aspectos relacionados con la sostenibilidad que la rodean. “Confluyen muchos temas de gran interés como son la salud animal y la humana, la producción de alimentos de calidad, o la mejora de la nutrición humana”.
Mujer científica: invisibilidad y brecha salarial
Las ciencias son un continuo en las diferentes etapas educativas obligatorias. Matemáticas y ciencias naturales son dos asignaturas que nos acompañan en nuestro proceso de aprendizaje. Son el primer acercamiento al conocimiento científico, el principio de una vida dedicada a la investigación.
La científica Marisol Izquierdo lo ha tenido claro: “desde niña supe que quería investigar sobre el mar”. Sin embargo, tal y como apunta la investigadora Alicia Estévez Toranzo, “la falta de confianza de muchas mujeres en sus propias capacidades, causada a veces por el agotamiento de encontrar obstáculos por razón de género”, ha desviado sus pasos hacia otro camino.
Quizá este sea el motivo que explica que, en la educación superior, cuando la rama científica se diversifica, se observen dos tendencias. En el caso de las ingenierías y la informática, las mujeres son las grandes ausentes. No obstante, si hablamos de las ramas de Salud o Geología —donde pertenecen las carreras de Biología y Ciencias del Mar, ambas vinculadas a la acuicultura—, el número de mujeres es, por regla general, superior.
Pese a ser mayoría, se sienten desplazadas. La científica Mª Ángeles Esteban afirma: “Para muchas personas somos menos visibles que los hombres. No llegan ni a vernos, simplemente porque no miran al lugar donde estamos”.
En ocasiones, esta invisibilidad se refleja en una mayor dificultad en el reconocimiento a su trabajo. Marisol Izquierdo fue, en 2020, la primera mujer en ser nombrada Miembro Honorario Vitalicio de la Sociedad Mundial de Acuicultura. Unos reconocimientos que, según explica, “se dan anualmente desde hace décadas y aún no había recaído en ninguna mujer”. Algo que le sorprende porque, en sus palabras, “ha habido grandes pioneras de la investigación en acuicultura”.
Alicia Estévez Toranzo fue una de las primeras mujeres en ingresar en la Real Academia Galega de Ciencias. Para ella, uno de los problemas es la percepción del éxito en función del género. “A las mujeres el éxito se le atribuye más al esfuerzo que a sus propias capacidades, mientras que en el hombre este éxito se le atribuye a su competencia personal y a los méritos propios”.
Las científicas: imprescindibles
El ejemplo de Anita Conti es perfecto para ilustrar que el trabajo y los hallazgos de las mujeres son esenciales. De hecho, Marisol Izquierdo ha centrado su investigación en producir piensos sostenibles, uno de los mayores retos de la acuicultura actual. Tras investigar y conocer el metabolismo de los peces, se trabaja en ingredientes sostenibles con un objetivo. “Que los peces crezcan sanos, robustos y con una alta calidad nutritiva para el consumidor”, explica.
La seguridad alimentaria es otra de las prioridades de Acuicultura de España. Aquí se centra la línea de investigación científica de Mª Ángeles Esteban. Estudia los efectos que microplásticos, metales y otras sustancias causan en el sistema inmunitario de los peces. Una vez conocidos, “intentamos neutralizar dichos efectos adversos mediante el empleo en dieta de productos naturales con funciones potenciadoras de la inmunidad”, expone.
Para garantizar la seguridad alimentaria es también indispensable la salud de los peces. Por eso, la investigación en la que está inmersa Alicia Estévez Toranzo es tan importante. El objetivo de su investigación es desarrollar nuevas vacunas y otras estrategias de prevención. Sus proyectos están relacionados con la “caracterización de factores de virulencia de algunos patógenos bacterianos importantes de peces marinos”.
La figura de la mujer científica es imprescindible para avanzar en lo que incluso ellas consideran la alimentación no solo del futuro, sino del presente. Visibilizarlas, a ellas y a su trabajo, es lo mínimo que se puede hacer para agradecerles cada una de las piedras con las que han construido el camino.