Cristóbal Aguilera, Licenciado en Ciencias Biológicas, especialidad Zoología por la Universidad de Barcelona, actualmente es el Responsable de Innovación en Acuicultura en el IRTA. Cuenta con 30 años de experiencia en la gestión de empresas de acuicultura líderes en España y en el extranjero en la producción de muchas especies de peces marinos.
Coautor de más de 30 artículos y autor del libro Historias acuícolas, hoy nos acompaña para conocer la nueva acuicultura y el por qué de la primera memoria de sostenibilidad de Acuicultura de España.
COMIENZOS DE LA ACUICULTURA
Hace algo más de 4.000 años, en algún lugar de la Antigua China, alguien pensó que estaría bien combinar la producción de arroz y peces, y unos cuantos siglos más tarde otro ilustre pensador consideró que era mucho mejor si estas prácticas quedaban por escrito, este honor correspondió a Fan Lei.
Lucius Junius Moderatus Columella (Gades, Bética: 4-70 d.C.) quien posiblemente ha sido el escritor agronómico hispánico más importante de la Antigua Roma, se empeñó en dejarnos constancia de los fundamentos básicos del cultivo de los peces a través de su obra “De re rustica”.
Esta obra será fundamental tanto que acabará formando parte del sistema de producción alimentaria de los Monasterios Cristianos de la Europa Central, como lo testifican documentos del Siglo XV donde se describe el uso de las fuentes de agua que alimentaban a los monasterios como una forma de mantener una población de peces, e incluso algunos intentos de fecundar huevos de trucha de forma artificial. Toda una proeza tecnológica para este siglo en el que la carestía era el pan de cada día.
Aunque no será hasta el Siglo XIX en el que Mariano de la Paz Graells mediante su “Manual práctico de piscicultura”, no deje fundamentados los principios que darán lugar a la creación de la primera piscifactoría de España en La Granja (Segovia, 1867). Estos principios son los que en los años 80 del Siglo XX consolidarán el nacimiento de una nueva actividad agroalimentaria, la acuicultura.
El reto compartido por la práctica acuícola, durante 40 siglos, ha sido y sigue siendo la máxima epicúrea de lograr una alimentación saludable, segura, sostenible y sabrosa para la población, porque comer nos define como personas y ayuda a que las decisiones que tomamos sean más fáciles y aceptables.
Epicuro, el filósofo, era un empirista que creía que los sentidos son la única fuente verdadera de conocimiento, y que del cuidado y placer de los sentidos se obtiene una gran serenidad en la vida.
¡Pasemos ahora a la nueva acuicultura!
LA NUEVA ACUICULTURA: ASÍ ES EN LA ACTUALIDAD
La nueva acuicultura va más allá de la cría de peces en estanques o arrozales, transciende a monasterios y castillos, y ha abandonado la anécdota segoviana.
Desde los años 80 se ha producido un periodo de expansión y crecimiento, se ha diversificado la producción de especies, la estructura empresarial que la soporta se ha profesionalizado y se ha mantenido un proceso de evolución industrial apoyado en un incesante incremento de las tecnologías disponibles, que hace factible un sistema productivo ordenado y con suficiente capacidad biofísica para ser sostenible, minimizando su impacto y apostando por recursos renovables.
Hoy en día la memoria de sostenibilidad de acuicultura de España, junto a otros modelos de actuación, marca las pautas sobre cómo se debe recorrer el camino del crecimiento del sector acuícola.
MEMORIA DE SOSTENIBILIDAD DE ACUICULTURA DE ESPAÑA: EL IMPACTO SOCIAL
Hoy, la acuicultura en España, es una actividad fuertemente enraizada en nuestro país. Hay más de 3.000 empresas, la mayoría con una base familiar muy potente que contribuyen a la preservación de un tejido económico-social y cultural a escala local, pero también encontramos grandes empresas que son motor económico de determinadas regiones, una fuente de riqueza que contribuye a la despoblación y la creación de empleos de calidad, lo que determina su elevado impacto social.
Es innegable que el desarrollo de la actividad acuícola contribuye a la generación de una fuente de proteína de alto valor, continua y complementaria a la pesca extractiva.
Es un indicador de la calidad del medio acuático, tanto de la zona costera como de los ríos, ya que son los propios productores los primeros en detectar alteraciones y problemas relacionados con la calidad del agua, con la presencia de patógenos e incluso la presencia de especies alóctonas.
Siendo, a su vez, los primeros en verse afectados por contaminantes que pudieran estar en el medio, como metales pesados, microplásticos y otros factores extremos como consecuencia del impacto causado por el cambio climático.
En este contexto de alta complejidad, la nueva acuicultura está obligada a ser ambientalmente responsable, socialmente aceptable y económicamente viable, sin dejar de lado la mejora que proporciona la innovación tecnológica, esencial para una actividad como esta.
Necesitamos, por tanto, productos sanos, sostenibles y relativamente baratos, y la acuicultura, sin duda, lo proporciona con estándares elevadísimos. Estos estándares se encuentran marcados en la memoria de sostenibilidad de Acuicultura de España.
El objetivo principal de esta nueva acuicultura es el de contribuir a su mejora continua y reducir el impacto medioambiental global. Hoy ya no es posible obviar que hay una interrelación global y no nos podemos permitir una actitud pasiva frente a lo que está por venir.
Por eso es importante que la sociedad conozca los principios que la sustentan y es de vital importancia que se plasmen en un compromiso como es la “Memoria de sostenibilidad de acuicultura de España: La nueva acuicultura” promovida desde APROMAR.
La manera en la desarrollamos esta actividad, cómo se produce, cómo se usan los recursos energéticos y el agua, qué medidas se toman para reducir el impacto, minimizar los residuos, implementar el uso de materiales reciclables y preservar la ética de las personas que se dedican a ello.
Una de las prioridades de la memoria de sostenibilidad de acuicultura de España es satisfacer la emergencia de los modelos de responsabilidad corporativa y social, sin estar reñidas con los modos de negocio que permiten ganar dinero. Algo que se está haciendo un hueco en el corazón de la misión de las empresas acuícolas.
Podemos decir, con fundamento, que la nueva acuicultura está protagonizada por empresas acuícolas con alma.