PISCIFACTORÍAS: EL SECRETO SOSTENIBLE DEL PESCADO QUE COMES
Cada vez más pescados se cultivan en piscifactorías. Descubre porqué es tan necesario como habitual. Cuando compras pescado en la pescadería o en el supermercado, quizá no te detienes a pensar en su origen. Sin embargo, detrás de muchos de esos productos se encuentra una piscifactoría, una instalación clave para garantizar que el pescado llegue a nuestros platos con regularidad, calidad y de forma sostenible. A menudo invisibles para el consumidor, las piscifactorías son parte esencial del sistema alimentario del presente y, también, del futuro.

Con la población mundial en aumento constante y una mayor concienciación sobre la importancia de comer sano, la demanda de pescado no deja de crecer. Pero los mares tienen un límite. La pesca artesanal no puede abastecer por completo el suministro de pescado y, por eso, es tan necesario un sistema complementario que alivie esta presión. La piscicultura, es decir, la cría de peces en entornos controlados por expertos, surge como una solución eficaz. Las piscifactorías son el lugar físico donde se lleva a cabo esta actividad, y permiten planificar la producción de peces como la dorada, la lubina o la trucha arcoíris de forma sostenible.

¿Qué es una piscifactoría y cómo funciona?

A diferencia de la pesca tradicional, que depende de factores imprevisibles como las mareas o el clima, en una piscifactoría se controlan aspectos como la alimentación, la calidad del agua o la salud de los peces. Eso permite asegurar su bienestar, reducir riesgos sanitarios y ofrecer pescado durante todo el año, sin agotar los ecosistemas marinos o fluviales. Es importante diferenciar entre acuicultura y piscifactoría: la acuicultura española abarca la cría de peces y algas. La piscifactoría, en cambio, se centra en los peces, y forma parte del conjunto de la acuicultura. En la web oficial de Acuicultura de España hay más información al respecto.
Una de las preguntas más comunes es si el pescado salvaje es mejor que el pescado de piscifactoría. La realidad es que ambos pueden ser saludables, pero el de piscifactoría tiene ventajas claras: permite el control sanitario, garantiza la trazabilidad, y mantiene una calidad nutricional excelente. Además, al criarse en condiciones vigiladas, se reducen los impactos negativos sobre el medio marino y fluvial. En definitiva, no se trata de elegir entre uno y otro, sino de entender que los peces de piscifactoría son fundamentales para garantizar el acceso universal a este alimento.


Ventajas del pescado de piscifactoría que quizá no conocías
A nivel nutricional, los pescados de piscifactoría aportan proteínas de alta calidad, omega-3, minerales como el fósforo o el selenio, y vitaminas del grupo B. Su alimentación está controlada y adaptada a las necesidades de cada especie, lo que permite mantener un perfil nutricional equilibrado. La trazabilidad, además, ofrece una garantía de seguridad para el consumidor: desde el centro de reproducción hasta el punto de venta, cada lote está perfectamente identificado.
Por otro lado, el hecho de que las piscifactorías funcionen durante todo el año facilita una oferta constante y variada, sin depender de temporadas de pesca o restricciones por cuotas. Si quieres comprobar fácilmente si el pescado que compras procede de una instalación acuícola, puedes consultar esta guía práctica de Acuicultura de España.
Piscifactorías en España, claves en la alimentación del futuro

España es un país líder en esta actividad. Las piscifactorías están presentes en comunidades como La Rioja, Navarra, Galicia, Murcia, Andalucía, Comunidad Valenciana o Canarias, donde se aplican tecnologías punteras y protocolos de sostenibilidad reconocidos a nivel europeo. Estas instalaciones producen alimentos, pero también generan empleo, promueven el desarrollo rural y marino, y contribuyen a reducir la huella ambiental del sistema alimentario.
Según previsiones de organismos internacionales como la FAO, en 2030 más del 60% del pescado que se consuma en el mundo procederá de acuicultura. Frente a una demanda creciente y recursos naturales limitados, la piscicultura se presenta como una alternativa imprescindible. Porque sin acuicultura no hay pescado para todos. Y sin piscifactorías, ese futuro sería imposible.
