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La acuicultura es una actividad compleja y rica que, para cultivar y producir organismos de agua dulce y salada, puede utilizar una amplia variedad de técnicas y centrarse en las diferentes etapas del ciclo de vida de las especies. Por eso, existen diversos tipos de instalaciones para su desarrollo y que se distinguen por su tecnología o ubicación.
En España disponemos de una gran variedad de recursos acuáticos sobre los que podemos desarrollar la acuicultura local, tanto en espacios marinos como continentales (de aguas dulces). Y es que, además de disfrutar de 8.000 kilómetros de costa, también contamos con 9 grandes ríos, con numerosos cursos fluviales menores, lagos y con una capacidad de agua embalsamada que supera los 55.000 hm3. ¡Unos datos que nos convierten en auténticos privilegiados!
Además, estas ventajas naturales se completan con una gran diversidad de climas y orografías que otorgan a nuestro país las características fisicoquímicas y ambientales idóneas para el correcto desarrollo de la acuicultura dentro de sus fronteras.
Tipos de establecimientos acuícolas en España
A la hora de invertir en una instalación de producción acuícola, se pone especial cuidado para que tanto su diseño como su construcción se adapten bien a las condiciones del medio físico y para que también puedan satisfacer todas las necesidades de las especies producidas. Así, podemos clasificar estos establecimientos de nuestro país en dos grandes grupos, en Tierra y en Mar. Cada uno de ellos con características concretas y diferentes subtipos:
ACUICULTURA EN TIERRA:
Tanques en tierra firme:
Son instalaciones que se construyen en franjas de tierra firme y que, para realizar el cultivo, emplean tanques que se encargan del depósito, almacenamiento, circulación y depuración de las aguas. Según el tipo de circuito, se clasifican en abiertos y cerrados.
Otras instalaciones de tierra firme:
Incluyen construcciones que tienen unos fines diferentes a los mencionados tanques y que, al igual que ellos, se ubican en tierra firme. Aquí encontramos espacios de cuarentena, fotobiorreactores, espacios de investigación, etc.
Parques de cultivo:
En este caso, el cultivo (principalmente, de moluscos) se lleva a cabo en una zona intermareal, directamente sobre el terreno.
Estanques en tierra:
Se excava el terreno y se controla tanto la entrada como la salida del agua para poder llevar a cabo el cultivo de las especies acuáticas.
Otras instalaciones de cultivo horizontal:
Son instalaciones clasificadas por su tipología ambiental (como “marismas transformadas” y de “zona intermareal”). Con la particularidad de que su tecnología de cultivo y/o su objetivo las distinguen tanto de los parques de cultivo como de los estanques en tierra.
ACUICULTURA EN MAR:
Viveros:
Estas instalaciones se basan en estructuras semirrígidas que se encargan de dar soporte y flotación a bolsas que están hechas con redes. En ellas, se alimentan y engordan las especies acuícolas, especialmente peces (por ejemplo, dorada, lubina o corvina).
Bateas:
En estos casos, el cultivo se efectúa gracias a estructuras flotantes. Las mismas cuentan con una plataforma de la que cuelgan cuerdas de cultivo, cestas y otros dispositivos. Son idóneas para la producción de moluscos bivalvos (como el mejillón) en zonas resguardadas.
Long-lines:
Son similares a las bateas, porque también emplean estructuras flotantes. Pero, en este caso, la diferencia es que estas constan de una línea madre, de la que cuelgan a su vez otras boyas y cuerdas de cultivo donde se colocan las cestas, semillas u otros dispositivos. También son idóneas para la producción de moluscos, sobre todo en zonas de aguas abiertas.
Otras instalaciones de cultivo vertical:
Entran dentro de las tipologías ambientales como “bahías o ensenadas” o de “mar abierto”, pero no se pueden catalogar como bateas o long-lines por utilizar otras tecnologías de cultivo o por tener objetivos diferentes a ellas.