Sumérgete en la apasionante vida de un buzo de acuicultura

Sumérgete en la apasionante vida de un buzo de acuicultura

Acuicultura de españa en el mar mediterraneo

¿Sabías que para hacer una inmersión de buceo es imprescindible ir en pareja? Pues dicho y hecho, os presentamos a nuestra pareja de buceo Daniel Gil. Este biólogo alicantino y buzo es un confeso enamorado de las sensaciones que le produce el mar. Lleva ligado al mundo de la acuicultura desde hace más de veintidós años, y es que como diría Serrat “Que le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo”.

Ajústate el traje, gafas, tubo de buceo y coge aire que comienza la inmersión 😉

¿Buceo y acuicultura? La perfecta combinación

Su pasión por el mar ha sido la brújula que ha guiado su vida. De esta forma, comenzó la carrera de Biología especializándose, como no, en Biología Marina. Pero antes de poner fin a su recorrido universitario consiguió el título de Buceo Profesional. Así, en 1998 cuando la acuicultura estaba comenzando en nuestro país, esa oferta de empleo de “Se busca buzo para empresa acuícola” fue música para sus oídos.

Con la ilusión de un recién licenciado, comenzó en una pequeña empresa acuícola de Villajoyosa (Alicante) donde se mezclaban dos de sus pasiones: el amor por la fauna marina y ponerse su traje de buzo. Día tras día se “echaba” al mar para revisar que todo estaba en orden. Las redes en óptimas condiciones, la correcta situación en el fondo marino del entramado de los viveros flotantes y el bienestar de sus habitantes: doradas y lubinas de acuicultura, disfrutando del oleaje y las corrientes de las aguas del mediterráneo. Además, daba soporte a los despesques, siendo él el responsable de ajustar el volumen de pescado para que fuese posible el “del mar a tu mesa” para los paladares más exigentes.

Buzo en acuicultura de españa
buzos de acuicultura de españa trabajando en pareja

El buzo, una figura fundamental en la acuicultura marina

¿Y por qué hablamos en pasado? ¿Acaso Daniel ya no se dedica al buceo? Nada más lejos de la realidad. Su siguiente paso en el mundo laboral de la mano de la acuicultura es en su puesto actual. Se encuentra al mando de una instalación con más de 36 personas a su cargo, también en Villajoyosa, donde se cultivan: doradas, lubinas, corvinas y seriolas de acuicultura.

Y es que, pese a que sus funciones están encaminadas al buen funcionamiento de la instalación y la organización de todos sus departamentos, no duda en ponerse su traje de buzo para comprobar en primera persona que todo bajo el agua está en orden.

Como dice Daniel “cada una de las inmersiones son muy gratificantes”. Bajo el mar, tiene una radiografía completa de lo que ocurre: el comportamiento de los peces, el estado de los materiales e incluso la situación del mar con malos temporales. Esta satisfacción cuando sale a flote sabiendo que todo está perfecto, se suma a los regalos que ofrece la naturaleza con inesperadas visitas de delfines o con tortugas en apuros, en las que ha podido experimentar ayudarlas con la ayuda del Seprona, “son cosas que te marcan para toda la vida”.

Acuicultura y buceo, juntos mejor

Tal como te comentábamos al inicio, las inmersiones de los buzos siempre se hacen en pareja, además de los compañeros vigilantes en la superficie. Esto se debe a que no siempre las condiciones del mar permiten una visibilidad óptima. O que la inmersión a 15 o 20 metros de profundidad dificulta que incida la luz para poder ver el fondo marino. En estas circunstancias, el sentido del tacto es el mayor aliado de Daniel junto a su fiel compañero, su pareja de buzo. Para nuestro invitado, son fundamentales las relaciones interpersonales. La pareja de buceo es como un matrimonio bien avenido: tienes que conocer sus manías, su forma de moverse, etc. Dependiendo de cómo se comporte puedes notar si sucede cualquier imprevisto y adelantarte a la situación. Es innegable que el trabajo en equipo y el compañerismo son valores fundamentales de la acuicultura.

Y de la misma forma que este buzo encuentra su mejor aliado en su pareja, para la acuicultura el mejor aliado es el consumidor consciente. Así nos lo relata también Daniel ya que para él el producto de acuicultura es “un sello de calidad. Ya no solo en la frescura del pescado y en la calidad de la materia prima, con una trazabilidad total, sino porque es una garantía de sostenibilidad, y de ser respetuosos con los recursos naturales.”

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